Entonces te miras al espejo, miras
tus ojos y vez aquel brillo especial que los viene invadiendo hace bastante
tiempo. Y también inevitablemente miras tu boca, totalmente desfigurada en lo
que parece una sonrisa. Una sonrisa tan grande y verdadera como la que hace
tiempo viene esbozándose en tu rostro. Y miras tus mejillas, sonrosadas,
ruborizadas, como las viste en el pasado cantidad innumerable de veces. Y te
das cuenta de que todo eso no es producto de ninguna pastilla rara, ni de
alguna comida extraña que seguramente probaste, amor!!! Porque sientes que tu
corazón late más de lo normal, sientes los pulmones lleno de un aire distinto y
sientes como de a poco cada parte de tu ser es invadida por un sentimiento
nuevo distinto. Por alguien, nuevo, distinto, ideal. Ese alguien que está
lejos, muy a la distancia y sin embargo lo sientes presente en ti con su alma.
Ese alguien que no vez, pero que esta. Ese que quieres aunque sabes que no es
el momento, porque hace mucho aprendiste que cuándo uno ama y admira de verdad va
mucho más allá del hecho de que los sentimientos se acaben con el tiempo. Y
mirándote al espejo y viendo una visión completamente distinta de ti misma, te
das cuenta de todo y de nada a la vez. Ese alguien que cambió completamente tu
mundo, no será perfecto, pero cada una de sus imperfecciones, lo hacen
totalmente ideal y perfecto para ti. Porque más allá de todas esas cosas
reales, superficiales, y hasta sentimentales, lo amas. Con el alma, con el
corazón, con la sangre qué corre por tus venas y con la piel qué recubre tus
huesos. LO AMAS, Y ESO, ES LO ÚNICO QUE IMPORTA.
Sentir de lejos las miradas, que ya no me molestan
nada.
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