Me importa un
carajo su predisposición al drama. Si le parecen mis modos, quédese. En caso
contrario, váyase. Pero no venga a joder con que debo cambiar porque usted no
acepta que sé muy bien quién soy y cómo me gustan las cosas. Si mi
determinación le insulta, recoja sus porquerías y retírese. Yo puedo negociar,
pero no voy a caer en el juego vulgar de convertirme en quien no soy para
demostrarle nada a un donnadie.
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